Susana

Mi nombre es Susana. De mi niñez sólo
recuerdo el abandono de mi madre y el
alcoholismo de mi padre.
 

A veces robaba porque no teníamos
nada para comer, mi vida siempre
estaba llena de dolor.

A los 16 años “me junte” con el padre de mis primeros dos hijos, sufrí mucha violencia,
hasta que un día, en una riña callejera lo
mataron y me quedé sola con mis dos hijos.

Una mujer me invitó a trabajar en bares como fichera, ante la presión económica, me fui con ella.

Tenía que beber con los clientes y me daban una comisión por su consumo. Después el dueño del bar me propuso hacer “salidas”: irme con los clientes para tener relaciones sexuales, así inicié
en la prostitución.

Mis hijos estaban siempre solos, incluso sufrieron abuso sexual y comenzaron a usar drogas. Yo no lo sabía.
Cuando me embaracé de nuevo, ahora con más gastos, no me alcanzaba el dinero y entonces me iba a las calles del centro a prostituirme, no tenía otra opción.

Hace dos años comencé a asistir a Dunamis porque a veces no tengo para comer. Mi hija ya tiene 10 años y yo no tengo un trabajo de verdad.
 

Decidí asistir a terapia, aquí he encontrado una familia que me enseña que no tengo que sufrir siempre y me han motivado a seguir vendiendo
gelatinas para no pasar muchos días en la zona.

Sueño con tener mi propio negocio, y no regresar más a la zona. Quiero tener mi puesto de Ropa
y Tenis de Hombre, sé que falta mucho camino, pero hoy al menos tengo fuerza para intentar
volar de nuevo, merezco ser feliz.

Verónica

Mi nombre es Verónica. Llegué a los 15 años a la CDMX, soy de un pequeño pueblo de Hidalgo
Soñaba con poder trabajar para estudiar y ser maestra de preescolar, pero en la ciudad nadie me quería emplear porque era menor de edad, me llegaron a
ofrecer 50 pesos por jornadas de 12 horas.

Tenía que encontrar trabajo y ayudar a mi familia. Un día vi un letrero donde
solicitaban meseras y entré a preguntar. Me dieron el empleo enseguida yo
apenas tenía 17 años.

Con el paso de los días, veía como algunas mujeres se iban a la parte de atrás del negocio con los clientes del local.
Le pregunté al dueño qué era lo que pasaba allá atrás, ojalá no hubiera preguntado. Me convenció de que era una opción que me daría mucho dinero y solucionaría mis problemas.

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Me entregó una tira de condones y me explico que era lo que tenía que hacer, así inicie en la prostitución. He pasado 10 años en esta situación. Era horrible estar con hombres que no quería y que no conocía. Salir de aquí es muy complicado ya que tengo 5 hijos que mantener. A pesar de que he buscado otros trabajos, nunca me los dan por no tener experiencia
laboral y me da miedo que sepan a qué me dedico realmente.

Hace 2 años conocí Dunamis. Asistía al comedor para ahorrar algunos pesos pero con el tiempo me fui integrando a las diferentes actividades que ofrecen. Todo esto me hizo encontrarme y pensar: no quiero estar más aquí en la Merced.

Hoy me he propuesto un reto. Quiero tener un proyecto productivo y no regresar más a la prostitución. Sueño con tener una tienda de abarrotes, que me permita estar más tiempo con mis hijos y tener un ingresoeconómico.

Alicia

Me hago llamar Alicia, tengo 40 años y soy originaria de una comunidad de Oaxaca. No sé leer ni escribir, mi padre siempre dijo que yo no necesitaba ir a la escuela.

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Mi padre era muy violento cuando tomaba, golpeaba constantemente a mi madre. Los golpes y las carencias fue lo que me hizo decidir irme a la Ciudad de México.

Llegué a los 13 años y durante los primeros 3 años trabajé en casas haciendo aseo. A los 16, me fui a vivir con mi primer novio, estaba tan enamorada de él.

Cuando perdió su trabajo, me dijo que tenía que ayudarle si lo amaba como decía. Fue cuando me llevó por primera vez a la Merced e inicié en la prostitución.

Ahora estoy casada y tengo tres hijos, pero seguí en la prostitución porque no nos alcanza el dinero, mis hijos hace poco se enteraron y sigo luchando para mejorar la relación con ellos.

Después de un tiempo lo dejé y él consiguió otra chica, pero
yo, sin saber leer, escribir, y ahora con este pasado decidí
quedarme y hoy tengo más de 20 años aquí.

Me invitaron a asistir a Dunamis y primero iba sólo al comedor, pero después empecé a ir a regularización y por primera vez pude escribir mi nombre.Terminé mi proceso de terapia y hoy trato de no ir más a la Merced.

Aquí encontré a la familia que no tengo, me ayudaron a recordar cuánto valgo aunque no tenga estudios, Ya no quiero estar en la zona y por eso he iniciado el acompañamiento para poner un negocio que me ayude a no regresar nunca más a la zona. Quiero tener un puesto de ropa de dama en el mercado cerca de mi casa y estoy trabajando para que se haga realidad mi sueño.